viernes, 11 de junio de 2010

¡Pesadillas!

Después de un largo día finalmente llega la noche, y lo único que se te pasa por la cabeza cuando terminas el típico ritual para irte directa al país de los sueños, es echarte a la cama y dormir. Y es que, para nosotras las mujeres, el cuarto es más que un simple cuarto de la casa, es nuestro espacio, y es completamente perfecto. Prender una velita, tener algunas flores, y al mismo tiempo oir la musica de una buena canción, es parte de la rutina diaria para echarnos dentro de un acolchado edredón, ¡que rico!.

Una vez que caes sobre tu suavecita almohada, una de dos, o eres de las que se muere instantáneamente o de las que, como yo, piensa en 256 mil cosas antes de poder entregarse a los brazos de Morfeo. El caso es que por más buenas intenciones que tengas, no siempre los sueños son los que deberían ser, es decir, tranquilos. De repente, te das cuenta de que estás atrapada ¡en una espantosa pesadilla! Todos tus problemas o miedos cobran vida, mientras estás durmiendo, algo así como la nueva pelicula de Freddy Kruger que cuando duermes te mata y esas cosas, algo asi pero sin tanto realismo, ciertamente no te vas a morir. Las formas y los escenarios pueden variar, sin que tengas ningun tipo de control sobre ellos, justo cuando se pone bien atemorizante, ¡suena tu despertador! ¡Ah verdad! ¡Te pegastes un buen susto!, ¿no? Aunque, desde mi punto de vista, en realidad los malos sueños no lo son tanto, ya que si lo piensas un poco pueden ayudarte a revalorar todo lo bueno que tienes o por lo menos tener mas animos para el nuevo día que empieza.

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